a Jorge Amado
Yo le platico a Jorge desde el borde de la Bahía, en las calles de Salvador y el mar abierto
Él escucha las nubes, nuestros latidos leves, la infinitud del espíritu y de los seres
venidos de Perú. Jorge ha dejado su corazón en las piedras de Bahía, entre las esmeraldas,
los corales y los caracoles antiquísimos. Hemos heredado su historia, sus libros, sus fotos,
sus camisas, sus retratos, los rosotros de sus amores, amigos, parientes, camaradas. Jorge vivió la existencia que merecía. Escribió la obra-luz que creció de sus pies-brazos y cuello amarantos. Mago de la palabra oculta nos traes tierras lejanas Exilios Dibujos de niño Aprendiste tu oficio día a día, oficio de alfarero, pescador, guerrero. Amador de tu pueblo y de tu tiempo como para no caernos hoy día.
CARTA II
Entre sueños escribí una balada para Jorge: Estaba en medio de una habitación de madera cerca
al calmo mar turquesa Era primavera A las 6 de la mañana venían los rayos del sol y por la
tarde, silbando, el frescor del viento Con mi familia caminé como una extranjera bajo la
intensa lluvia encrespada En las esquinas de Bahía donde los bares anónimos aún viven su jazz Cada átomo de nosotros quedó aquí Y nuestra esencia de peces Y nuestra cama, fruto del destierro fue solamente un extenso árbol sagrado Te invoco, oh compañero Amado, asoma entre la rua de Grace y Texeira Leal Te prometo iré a las islas del frente Ya no seré Juana de Arco Ya no una habitación oscura Sólo esta gota de lluvia en el barrio Pelaurinho Sólo este verso hacia la playa
15/10/2012
Salvador de Bahía
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