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sábado, 9 de enero de 2010

Thea Delavault: Federico García Lorca: Maestro de la poesía y del teatro español del siglo XX

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.
"Si no vives para servir, no sirves para vivir" es el lema de www.mesterdeobreria.blogspot.com


 
Maestro de la poesía y del teatro español del siglo XX, disfrutó de una vida breve e intensa entre dos fechas claves en la historia de España, el Año del Desastre (1898) y la Guerra Civil (1936). Su rastro es inolvidable. Poeta y dramaturgo; Nació: el 5 de junio de 1898 (en Fuente Vaqueros, Granada). Murió: el 19 de agosto de 1936 (en Granada), asesinado por los soldados falangistas al comenzar la Guerra Civil. Destaca por: su poesía, por su diferencia al resto y por ser víctima, injusta, de una guerra . ¿Sabías que? el poeta perteneció a la Generación del 27


“La obra maestra era él.” (Buñuel, 1984)


Federico García Lorca, el poeta español más famoso del siglo XX y el mayor dramaturgo desde el Siglo de Oro, vivió una vida corta pero intensa entre dos fechas clave en la historia de España, el Año del Desastre (1898) y la Guerra Civil (1936). Creció en un pequeño pueblo de Granada, Fuente Vaqueros, rodeado de naturaleza y de gente sencilla que ni siquiera soñaba con traspasar los límites del municipio y que vivía para trabajar la tierra. Sin embargo, la familia de Federico era inusual. A su saneada situación económica se unía el gran talento musical y artístico que poseía. Los padres de Federico, liberales y católicos, eran ávidos lectores y grandes amantes de la literatura. Como mera anécdota, en su libro Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca, el hispanista Ian Gibson cuenta cómo su madre leía obras de Victor Hugo en la cocina a sus sirvientes, y cómo a ellos se les saltaban las lágrimas de emoción.


Lorca heredó el talento de su familia. Era un artista innato: a menudo sorprendía a sus invitados con una canción o se tiraba al suelo fingiendo que moría (un número que solía hacer en las fiestas para asustar a la gente). Cuando leía sus poemas en alto, su audiencia quedaba extasiada con sus palabras y su presencia. Todo lo que hacía, lo hacía con duende. Pablo Neruda dijo de él que era “mágico y moreno y traía la felicidad”, aunque en ocasiones también podía ponerse melancólico.


A pesar de que sus vecinos eran prácticamente analfabetos y de que vivían en un ambiente humilde, eran gente de carácter y de gran personalidad. Lorca les describió junto a su entorno en poemas y obras con tal sensibilidad y magia que muy pronto se convirtió en el líder de una generación literaria vanguardista, la Generación del 27. Entre sus coetáneos y amigos estaban Luis Cernuda, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti y María Zambrano. En la mítica Residencia de Estudiantes de Madrid entabló amistad con el poeta Pablo Neruda, el artista catalán Salvador Dalí y el director de cine Luis Buñuel.


El poeta granadino fue quien dijo: “En todos los países, la muerte es un fin. Llega y se corren las cortinas. En España, no. En España se levantan… Un muerto en España está más vivo como muerto que en ningún sitio del mundo” (1933). Y en Lorca esto no pudo ser más cierto. El 9 de agosto de 1936, al comienzo de la Guerra Civil, los soldados falangistas –para los que Lorca representaba todo lo que odiaban- le arrastraron a un descampado, le dispararon y tiraron su cuerpo a una fosa. Se convirtió al instante en un mártir y un mito. Tras su muerte, el Gobierno de Franco trató de borrar su rastro por completo. Se prohibieron y censuraron sus libros hasta la muerte del dictador en 1975. Dicen que los soldados trataron de callarle, de cortarle la lengua, pero sólo pudieron silenciar al poeta temporalmente, ya que tras su muerte, su voz se siguió escuchando con más fuerza.


Lorca murió hace 70 años y desde entonces los homenajes a su figura han sido constantes. El 19 de agosto de 2006, un grupo de artistas, escritores y políticos de todo el mundo se reunieron para conmemorar el 70 aniversario de su fusilamiento. En noviembre 2007 se celebró un homenaje al poeta granadino en la Casa-Museo Huerta de San Vicente de Granada. 31 artistas realizaron obras de distintas disciplinas que se expusieron en la residencia de verano de Federico, complementando su arquitectura, su decoración y su ambiente. Por ejemplo, Cristina Iglesias, realizó un mural colocado frente a la cama del poeta, para que él pudiera verlo tumbado en ella; Franz West elaboró una escultura con imágenes del poeta; Enrique Morente creó la banda sonora de la exposición, adaptando, como ya había hecho antes, varios poemas de Federico. Distintas disciplinas se dieron la mano en esta exposición, que dada la importancia literaria e histórica de Lorca, no será la última. En septiembre 2006 se estrenó además el documental Lorca, el mar deja de moverse -dirigido por Emilio Ruiz Barrachina-, basado en la muerte del poeta granadino y en las circunstancias que la rodearon, que se han vuelto igual de fascinantes que su vida. El documental trata varios aspectos, entre ellos qué fue de su cuerpo y si se debería iniciar su búsqueda. Este tema sugiere otros más polémicos relacionados con la Ley de la Memoria Histórica y con el tratamiento del Gobierno español al silencio que rodea a la Guerra Civil. Sólo ahora, quizá debido al nuevo Gobierno de izquierdas de Zapatero, se empiezan a realizar leves intentos para comprender e interpretar lo que realmente ocurrió.


Lorca el poeta:


“El silencio sin estrellas, huyendo en sonsonete, cae donde el mar bate y canta su noche llena de peces.” (Lorca, Preciosa y el viento, 1928)


Lorca trabajó la poesía desde que empezó a escribir, aunque probablemente sus versos ya florecían en su cabeza mucho antes. Su primera colección de poemas, Impresiones y paisajes, se publicó en 1918. Un momento crucial en la carrera literaria de Lorca fue la Fiesta del Cante Jondo en 1922, un festival folklórico y gitano donde encontró la inspiración para su obra. El Poema del Cante Jondo (1931) y el Primer Romancero Gitano (1928) le convirtieron en el ‘poeta de Andalucía’. El fuerte choque cultural que supuso el exilio a Estados Unidos, dio lugar a una de sus obras más conocidas, Poeta en Nueva York (1940). A pesar de lo que sufrió por estar lejos de su familia durante tanto tiempo, se convirtió en un magnifico embajador de Andalucía por donde fuera que pasara.


Lorca el dramaturgo:


“Creo sinceramente que el teatro no es ni puede ser otra cosa que emoción y poesía, en la palabra, en la acción y en el gesto.” (Lorca, 1931)


La primera obra teatral de Lorca, El maleficio de la mariposa, trataba del amor imposible entre una cucaracha y una mariposa. Fue un completo fracaso. Afortunadamente esto no desanimó a Lorca, que se dedicó a desarrollar aún más su teatro experimental, utilizando desde marionetas hasta un drama surrealista –rebelándose así contra el teatro realista de la clase media–. En 1931 fue nombrado director de la compañía de teatro estudiantil La Barraca, subvencionada por el Gobierno, que viajó por toda España representando piezas clásicas españolas en pueblos que no habían visto jamás una obra de teatro. En esta época escribió una serie de obras, conocidas como ‘tragedias folklóricas’, que se convirtieron en sus piezas más famosas: Bodas de sangre, Yerma y La Casa de Bernarda Alba. Las tres relatan las dificultades a las que las mujeres se enfrentaban en la España rural. La estrecha relación que tenía con su madre, el ser el único hijo varón y el más joven de la familia y su homosexualidad, pudieron ser los factores que caracterizaron la mirada de Federico, uno de los escritores que mejor han retratado a la mujer en la literatura. Escribió una sola obra sobre el amor homosexual, El Público, que data de 1930 y que hasta 1970 no vio la luz.


En todas su obras, su imaginería era rica y metafórica, pero cuando le preguntaban por ella, aseguraba que lo único que hacía era describir su entorno, sin tratar de embellecerlo o exagerarlo. Su mundo era así de sustancioso y mágico, y el teatro le permitía emplazarlo en el escenario.


Hay voces que son imposibles de acallar, al igual que hay miradas que por más que se eviten, atrapan a quien se cruza ante ellas. Federico García Lorca poseía ambas cosas y la capacidad de transmitirlas mediante la palabra. Su palabra. El legado de nuestra historia.