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viernes, 27 de junio de 2008

ALLENDE, Mario Benedetti



Para matar al hombre de la paz
Para golpear su frente limpia de pesadillas
Tuvieron que convertirse en pesadilla
Para vencer al hombre de la paz
Tuvieron que congregar todos los odios
Y además los aviones y los tanques
Para abatir al hombre de la paz
Tuvieron que bombardearlo hacerlo llama
Porque el hombre de la paz era una fortaleza



Para matar al hombre de la paz
Tuvieron que desatar la guerra turbia
Para vencer al hombre de la paz
Y acallar su voz modesta y taladrante
Tuvieron que empujar el terror hasta el abismo
Y matar más para seguir matando
Para abatir al hombre de la paz
Tuvieron que asesinarlo muchas veces
Porque el hombre de la paz era una fortaleza



Para matar al hombre de la paz
Tuvieron que imaginar que era una tropa
Una armada una hueste una brigada
Tuvieron que creer que era otro ejército
Pero el hombre de la paz era tan sólo un pueblo
Y tenía en sus manos un fusil y un mandato
Y eran necesarios más tanques más rencores
Más bombas más aviones más oprobios
Porque el hombre de la paz era una fortaleza



Para matar al hombre de la paz
Para golpear su frente limpia de pesadillas
Tuvieron que convertirse en pesadilla
Para vencer al hombre de la paz
Tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte
Matar y matar más para seguir matando
Y condenarse a la blindada soledad
Para matar al hombre que era un pueblo
Tuvieron que quedarse sin el pueblo


Mario Benedetti,
Uruguay


(Texto proporcionado por Rosina Valcárcel).