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jueves, 11 de marzo de 2010

WINSTON ORRILLO: UN COPLERO MODERNO: JULIO CARMONA


Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.
"Si no vives para servir, no sirves para vivir" es el lema de http://www.mesterdeobreria.blogspot.com/


“No requiero intermediarios
Cuando debo hablar con Dios,
Mi trato con él a diario
Es siempre de tú y vos”.

J.C.


Fuego en cenizas dormido (Grupo Editorial Arteidea) es una singular colección de coplas, producto del esfuerzo creativo de un vate de allende la metrópoli, el norteño Julio Fernández Carmona, quien firma como Julio Carmona.

Él, es un poeta cuya tesitura popular se le impone siempre, a pesar de que, en la llamada poesía culta (“Mar revuelta”, “A nivel de la arcilla, “No solo de amor”, “Nada más que derramar el corazón”, “·Espinas las de las rosas”) es un excelente lirida. Amén de que, asimismo, él no es un declamador sino que se le conoce como un excelente intérprete oral de la poesía.

Conozco al vate desde la década del 60, en que fue mi alumno universitario, Desde entonces viene su vocación impertérrita por la literatura y por la certeza de que el mundo no está bien hecho.

Bardo popular, por antonomasia, no se quedó en la mera repetición de las monsergas que, a veces, limitan la expresión de muchos en este género, sino que JC buscó la propia superación: obtuvo su Licenciatura, luego su Maestría y el año próximo pasado, con una brillante tesis, obtuvo su Doctorado. Por qué menciono esto, porque al poeta no le hace nada mal el estudio, sin caer, por cierto, en el intelectualismo de que hacen gala algunos poetas-docentes-universitarios.

Pero, además, Julio no es de los que se queda callado frente a las vedettes mediáticas de la cultura, y ha participado en numerosas polémicas, siempre al lado de las causas nobles que son las que, más temprano que tarde, harán amanecer a esta gran humanidad que ha dicho ¡basta! Y ha echado a andar, como se dice en las inmortales palabras de la 2ª Declaracion de La Habana.

Mientras tanto este nuevo y breve libro suyo es un repositorio de preseas. Hay que leerlo con esa mezcla de admiración y agradecimiento que sentimos cuando nos es servido un manjar inefable. Basta citar, en el área del amor:

“No preguntes dónde ha estado
mi corazón -prisionero-
Busca en tu pecho primero,
lo hallarás allí encerrado.”

Y en el de la filosofía, que subyace en toda gran poesía:

“Pasas la vida a la espera
De un milagro antes del fin.
Pero ándate dando cuenta
Que es un milagro el vivir”.