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miércoles, 28 de mayo de 2008

ALEJANDRO ROMUALDO: EL CONSTRUCTOR DE SUEÑOS, Juan Cristóbal



El pueblo peruano y su poesía están de duelo. Acaba de apagarse la voz de uno de sus más grandes exponentes: Alejandro Romualdo. En momento tan duro, BOSQUE DE PALABRAS, se suma a ese dolor. Y, a manera de homenaje, publicamos la siguiente semblanza, que firma el poeta Juan Cristóbal.



Alejandro Romualdo, (Trujillo, 1926) Premio Nacional de Poesía 1945, ilumina con sus sueños y poemas las llagas cotidianas de nuestra patria. “De esta sociedad no puedo esperar nada”, repite mientras nos revela el mundo con las brasas y ternuras de sus libros, siempre tan rebeldes y apasionantes como su creador.


Autor de libros importantes: La Torre de los Alucinados (1951), Mar de Fondo (1951), España Elemental (1952), Como Dios Manda (1967), Cuarto Mundo (1970), El Movimiento y el Sueño (1971) y también polémicos, como Edición Extraordinaria (1958), que hizo decir a Vargas Llosa y al crítico José Miguel Oviedo, en tono feroz, que ese “no era un libro de poesía sino de política”, a pesar de que en esa obra está uno de los mejores poemas de la literatura hispanoamericana, “Canto Coral a Túpac Amaru, que es la libertad”, que aquí reproduzco:


CANTO CORAL A TÚPAC AMARU QUE ES LA LIBERTAD


“Yo ya no tengo paciencia para aguantar todo esto”

Micaela Bastidas


Lo harán volar
Con dinamita. En masa
Lo cargarán, lo arrastrarán. A golpes
Le llenarán de pólvora la boca.
Lo volarán:

¡Y no podrán matarlo!


Lo pondrán de cabeza. Arrancarán
Sus deseos, sus dientes y sus gritos.
Lo patearán a toda furia. Luego
Lo sangrarán:

¡Y no podrán matarlo!


Coronarán con sangre su cabeza;
Sus pómulos, con golpes. Y con clavos
Sus costillas. Le harán morder el polvo.
Lo golpearán.

¡Y no podrán matarlo!


Le sacarán los sueños y los ojos.
Querrán descuartizarlo grito a grito.
Lo escupirán. Y a golpe de matanza
Lo clavarán.

¡Y no podrán matarlo!


Lo pondrán en el centro de la plaza,
Boca arriba, mirando al infinito.
Le amarrarán los miembros. A la mala
Tirarán.

¡Y no podrán matarlo!


Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.


Querrán descuartizarlo, triturarlo,
Mancharlo, pisotearlo, desalmarlo.
Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.


Al tercer día de los sufrimientos,
Cuando se crea todo consumado,
Gritando: ¡Libertad! Sobre la tierra,
Ha de volver.

¡Y no podrán matarlo!


La vida de Romualdo ha sido una violenta ráfaga de hostigamientos, incomprensiones, persecuciones -políticas y literarias-, sin embargo siempre estuvo en primera fila defendiendo las causas más nobles de los pobres del país. Obviamente, el estado no ha comprendido su grandeza literaria. De esto da fe su experiencia militante y su fe siempre permanente en el socialismo. A pesar del reconocimiento unánime, y no sólo a nivel continental, el poeta jamás pidió nada, sino al contrario, dio todo para ayudar a construir las esperanzas y los sueños, a pesar de haber sido señalado por la derecha más cavernaria del país, en épocas no tan remotas, como incitador a la violencia, al robo, al crimen y sabotaje.


Después de atravesar la soledad densa de las injurias, se le ve siempre sonriente, entre sus tantos viajes por el mundo, cual un ángel moderno de cuello robusto y ojos parecidos al color de los vinos andaluces, levantando su “cabeza de minotauro” y abrazando, como en el poema de Vallejo, a todos los hombres de la tierra y echándose a andar por las trincheras inagotables de los pobres.


Porque Alejandro, hombre de un solo norte, sigue construyendo, día a día, rebelde y dolorosamente, los sueños lejanos, al parecer tan inalcanzables, de la patria. Incluso, dentro del marco de otra zona artística: la pintura. Porque también dibuja y pinta.


Y cómo no habría de ser, si sus poemas se parecen al canto y a la primavera torrencial de los Andes, ya que no transita entre luciérnagas miserables ni cantos interplanetarios y menos es el blasfemador de las “dulces cachetadas”, pues su lugar es el corazón clamante de la tierra, los vientos y recuerdos generosos de la hoguera. Romualdo parece escribir desde el momento preciso en que se origina el alba, entre madreselvas y lluvias, tocando el rocío callado y áspero de las maderas y la sal de los ríos sangrientos, llamando con su voz encolerizada a las flores (“Mi Rosa no es la de Martín“), después de mirar con sus sustanciales ojos las grandes cargas humanas que tienen el olor de los graneros.


Conocido proverbialmente por su esencia polémica y profunda ironía, de él podemos decir lo que alguna vez dijera de Arguedas: “Cuando su obra estalle no hará boom, sino será una obra de muchos megatones”.


Romualdo y la polémica Generación del 50


El poeta pertenece a la llamada Generación del 50 (que fue siempre dividida entre poetas puros y sociales) y su visión es como él, polémica. Escuchémoslo. En esta entrevista realizada hace algunos años:


“La cuestión generacional es polémica. ¿Quiénes conforman esa generación? ¿Cuáles son los denominadores comunes? ¿Qué actitud tienen frente a determinados hechos históricos y artísticos que les sirven de referente y cómo reaccionan hasta convertirse en otra alternativa, en otra propuesta? Si convenimos en que la llamada Generación del 50 tiene un marco histórico y una alternativa que engloba a determinados artistas, políticos, historiadores, podríamos hablar en términos generacionales.”


(¿Y cuáles podrían ser esos términos?): “Durante mucho tiempo tal generación fue satanizada, colmada de invectivas. Nadie quería formar parte de ella. Hoy en día todo el mundo quiere integrarla por su significación histórica, artística, política. Por eso creo que es necesario establecer el marco histórico y las respuestas comunes, ciertas pautas menos subjetivas y más concretas, porque algunos profesores de literatura, muy respetables, hacen demarcaciones demasiado generosas, y, por simpatía, predilección o afinidades, incluyen en esta Generación a quienes en realidad no tienen un denominador común con ella”.


(¿Cuál sería ese marco histórico para ti?): “En el plano local, la lucha antidictatorial contra el gobierno de Odría y el macartismo de Eudocio Ravines. En el plano internacional, la guerra de Corea y la defensa de la revolución cubana”.


(¿Y las propuestas?): “La vuelta a la realidad nacional, al Perú y sus problemas, y en el campo artístico, la propuesta de un NUEVO REALISMO”.


(¿Por qué se incluye a Eielson y Sologuren en dicha Generación?): “Si se incluye a Eielson y a su grupo en el 50, no veo porqué no se incluye a Mario Florián y Gustavo Valcárcel. En realidad, esto no es así. Eielson y Sologuren se inician en la década del 40, publican desde el 40 y ganan premios nacionales en el 40. En esa década se origina, con mucha violencia, incluso con grescas como la del famoso Restaurante “El Patio”, la confrontación entre “puristas” y “sociales”, entre los llamados “Poetas del Pueblo” y los del “Mercurio Peruano”. No se puede olvidar que Florián y Eielson han sido laureados por sus libros “Urpi” y “Reinos”, dos libros claves de la década. La fricción clasista también saca chispas en la poesía”.


(¿Y Sebastián Salazar Bondy?): “SSB es el único sensible a los cambios dentro de los “puristas”, perceptibles en su producción teatral y poética, en su interés por el Perú. Si esto no es así, ¿cómo explicar su viraje, su enfrentamiento a los valores que exaltaban su propio grupo, que integró con Eielson, Sologuren, Deustua e incluso Carlos Alfonso Ríos? La creciente toma de posiciones políticas y revisiones estéticas alarma a sus compañeros de grupo, la retórica surrealista es sustituida por el realismo, los reinos metafóricos son relevados por los reinos de este mundo, aquí se evidencia la presión del 50”.


(¿Por qué esos poetas -los “puristas”- rechazaban la política?): “Yo creo que rechazaban determinadas políticas. En cambio, poetas como Juan Gonzalo Rose o Paco Bendezú sufren destierro por su lucha democrática antidictatorial, lo mismo que Manuel Scorza. Y también frente a hechos históricos como la revolución cubana. Algunos de la Generación del 50 rechazaban las nuevas propuestas estéticas e ideológicas que se iban imponiendo. En nuestra Generación ha corrido mucha sangre: De la Puente, Guillermo Lobatón, Juan Pablo Chang, Máximo Velando, Zapata Bodero, Mercado son héroes de nuestra liberación nacional, pertenecen a la Generación del 50. Ellos también defendieron la palabra del hombre.”


17 de julio de 2006


Juan Cristóbal,
Perú


martes, 27 de mayo de 2008

LAS ERAS DE JUNIO, Jorge Bacacorzo


Sabes lo que es una era?
Es un punto de partida
Y un final con nacimiento
Es decir un círculo de vida
Rodando con su muerte


Sabes lo que es una era?
Un lugar de piedra o limo duro
Donde se trillan las mieses
Y donde suenan a himnos primitivos
Los festejos por el parir de la tierra


Una era es también el cántaro
Donde fermenta el alma de la chicha
Que se le bebe el hombre
-Ente sabores de lluvia y de maíz-
Para añadirle bravura a su valor
Y cólera a su lava


Sabes lo que son las eras de junio?
Unos pedazos de mundo
Entre el chili y los montes
Donde las gentes siempre viven
Y mueren para arriba
Aunque las vayan matando
O las entierren con vida


Son las eras unos pedazos de mundo
Entre terremotos y vientos
Donde en un terrible mes de junio
Los hombres verdes que son los soldados
(Al rojo vivo y al humo en torres)
Segaron a hombres y mujeres
A niños y ancianos
Y hasta animales y cosas
Como queriendo acabar con la tierra


No me preguntes
Por qué no hay pavimento en las calles
Por qué hay claros en las vegas
Gentes ciegas y horadadas
Hombres sin cabeza y largos funerales
Pozos de sangre y de llantos en las casas
Turbas de moscas y gallinazos
Y perros aullando
O por qué las eras no tienen piso


No preguntes más
Vuelve las piedras a sus lugares
Cubre de hierbas la ceniza
Saca a los muertos
De los pantanos y las cuevas
Limpia de ataúd al vivo
Mata al gallinazo y atrae a los gorriones
Reanima al deudo ensimismado
En fin saca todo tu amor
Saca todo tu canto
Saca todo tu ancestro
De manzana y piedra
De pájaro y de buey
Y dalos a este lugar
Que a pesar de haber muerto tanto
Ya va a salir de nuevo a las troneras


Ya no preguntes más
Por las eras de junio
Vete a vivir a las albas que vienen


Ya no preguntes más


Junio es ahora
El santo y seña
De la muerte que vendrá
En nombre de la vida


Ya no preguntes más ¡atiza!


Jorge Bacacorzo,
Perú

lunes, 26 de mayo de 2008

CANCIÓN DEL ESPOSO SOLDADO, Miguel Hernández



He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.


Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos
de cierva concebida.


Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te me rompas al más leve tropiezo,
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.


Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.


Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.


Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacia mí como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.


Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.


Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.


Es preciso matar para seguir viviendo.
Un día iré a la sombra de tu pelo lejano,
y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
cosida por tu mano.


Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y brechas
recorres un camino de besos implacables.


Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.


Miguel Hernández,


España

domingo, 25 de mayo de 2008

MADRE, Beethoven Medina



Madre (necesario silencio para que las hojas conversen)

Tu cabeza/ el viento/

Lentitud de las manos de la rosa

Para construir (con la desesperación de haberme mojado)

Castillos con mis granadas o aries solemne

-Sin tiempo a partir de cero-

Atado en último paso al resuello


Ahora con los desposeídos de lo nuestro

Sacándome la camisa cuando una estrella cambia de ubicación

Me desgrano en tus manos

Desvanecida luz/ dejando vacía mi caja/ mis años y esas agujas


La vida

Donde calcé el bivirí (abiertos corazones)

Y empecé a descolgar palabras

Frescos nísperos

-La violencia del brazo-

Cordel construido por tu llanto

Cuando un kilo de arroz no abastece a la alegría


La vida es un venado –anteriormente un árbol-

Copándose en tu vientre/ el suelo y su humedad / soy barro

Cabal en mis medidas

Deshojas espejos en mi voz

Eres un candil en noches de mis viajes

Abrigando la arena de mis pasos



Beethoven Medina,

Perú




sábado, 24 de mayo de 2008

NO TE SALVES, Mario Benedetti



No te quedes inmóvil
Al borde del camino
No congeles el júbilo
No quieras con desgana
No te salves ahora
Ni nunca
No te salves
No te llenes de calma
No reserves del mundo
Sólo un rincón tranquilo
No dejes caer los párpados
Pesados como juicios
No te quedes sin labios
No te duermas sin sueño
No te pienses sin sangre
No te juzgues sin tiempo

Pero si

Pese a todo
No puedes evitarlo
Y congelas el júbilo
Y quieres con desgana
Y te salvas ahora
Y te llenas de calma
Y reservas del mundo
Sólo un rincón tranquilo
Y dejas caer los párpados
Pesados como juicios
Y te quedas sin labios
Y te duermes sin sueño
Y te piensas sin sangre
Y te juzgas sin tiempo
Y te quedas inmóvil
Al borde del camino

Y te salvas

Entonces
No te quedes conmigo.

Mario Benedetti,
Uruguay

(Texto proporcionado por Roquelín Ramírez).


viernes, 23 de mayo de 2008

Recordando a Alfonso de Silva: amigo de Vallejo


Alfonso estás mirándome, lo veo
desde el plano implacable donde moran
lineales los siempres, lineales los jamases.
(Esa noche, dormiste, entre tu sueño
Y mi sueño, en la rue de Ribouté.)
Palpablemente
tu inolvidable cholo te oye andar
en París, te siente en el teléfono callar
y toca en el alambre a tu último acto
tomar peso, brindar
por la profundidad, por mí, por ti.


Yo todavía
compro "du vin, du lait, comptant les sous"
bajo mi abrigo, para que no me vea mi alma,
bajo mi abrigo, aquel, querido Alfonso,
y bajo el rayo simple de la sien compuesta;
yo todavía sufro, y tú, ya no, jamás, hermano!
(Me han dicho que en tus siglos de dolor,
amado sér,
amado estar,
hacías ceros de madera. ¿Es cierto?


En la "bo
îte de nuit", donde tocabas tangos,
tocando tu indignada criatura su corazón,
escoltado de ti mismo, llorando
por ti mismo y por tu enorme parecido con tu sombra,
monsieur Fourgat, el patrón, ha envejecido.
¿Decírselo? ¿Contárselo? No más,
Alfonso; eso, ya nó!


El Hotel des Ecoles funciona siempre
y todavía compran mandarinas;
pero yo sufro, como te digo,
dulcemente, recordando
lo que hubimos sufrido ambos, a la muerte de ambos,
en la apertura de la doble tumba,
de esa otra tumba con tu sér,
y de ésta de caoba con tu estar;
sufro, bebiendo un vaso de ti, Silva,
un vaso para ponerse bien, como decíamos,
y después, ya veremos lo que pasa...


Es este el otro brindis, entre tres,
taciturno, diverso,
en vino, en mundo, en vidrio, al que brindábamos
más de una vez al cuerpo,
y, menos de una vez, al pensamiento.
Hoy es más diferente todavía;
hoy sufro dulce, amargamente,
bebo tu sangre en cuanto a Cristo el duro,
como tu hueso en cuanto Cristo el suave,
porque te quiero, dos a dos, Alfonso,
y casi lo podría decir, eternamente.


César Vallejo,

Perú



jueves, 22 de mayo de 2008

MADRE, Carlos Oquendo de Amat



Tu nombre viene lento como las músicas humildes
Y de tus manos vuelan palomas blancas


Mi recuerdo te viste siempre de blanco
Como un recreo de niños que los hombres miran desde aquí distante.


Un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura


A tu lado el cariño se abre como una flor cuando pienso.


Entre ti y el horizonte
Mi palabra está primitiva como la lluvia o como los himnos
Porque ante ti callan las rosas y la canción.


Carlos Oquendo de Amat,

Perú

(Escrito en 1925, publicado en “5 metros de poemas” en l927.

Texto proporcionado por Carlos Meneses).