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viernes, 21 de mayo de 2010

Roque Dalton: Antología poética

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C. "Si no vives para servir, no sirves para vivir" es el lema de www.mesterdeobreria.blogspot.com

Roque Dalton



(El Salvador, 1935-1975)






El credo del Che


El Che Jesucristo
fue hecho prisionero
después de concluir su sermón en la montaña
(con fondo de tableteo de ametralladoras)
por rangers bolivianos y judíos
comandados por jefes yankees-romanos.
Lo condenaron los escribas y fariseos revisionistas
cuyo portavoz fue Caifás Monje


mientras Poncio Barrientos trataba de lavarse las manos
hablando en inglés militar
sobre las espaldas del pueblo que mascaba hojas de coca
sin siquiera tener la alternativa de un Barrabás
(Judas Iscariote fue de los que desertaron de la guerrilla
y enseñaron el camino a los rangers)
Después le colocaron a Cristo Guevara
una corona de espinas y una túnica de loco
y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla
INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices
Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma
y lo crucificaron con ráfagas de M-2
y le cortaron la cabeza y las manos
y quemaron todo lo demás para que la ceniza desapareciera con el viento
En vista de lo cual no le ha quedado al Che otro camino
que el de resucitar
y quedarse a la izquierda de los hombres
exigiéndoles que apresuren el paso
por los siglos de los siglos
Amén.


Por qué escribimos


Uno hace versos y ama
la extraña risa de los niños,
el subsuelo del hombre
que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda,
la instauración de la alegría
que profetiza el humo de las fábricas.
Uno tiene en las manos un pequeño país,
horribles fechas,
muertos como cuchillos exigentes,
obispos venenosos,
inmensos jóvenes de pie
sin más edad que la esperanza,
rebeldes panaderas con más poder que un lirio,
sastres como la vida,
páginas, novias,
esporádico pan, hijos enfermos,
abogados traidores
nietos de la sentencia y lo que fueron,
bodas desperdiciadas de impotente varón,
madre, pupilas, puentes,
rotas fotografías y programas.
Uno se va a morir,
mañana,
un año,
un mes sin pétalos dormidos;
disperso va a quedar bajo la tierra
y vendrán nuevos hombres
pidiendo panoramas.
Preguntarán qué fuimos,
quienes con llamas puras les antecedieron,
a quienes maldecir con el recuerdo.
Bien.
Eso hacemos:
custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.




América Latina


El poeta cara a cara con la luna
fuma su margarita emocionante
bebe su dosis de palabras ajenas
vuela con sus pinceles de rocío
rasca su violincito pederasta.
Hasta que se destroza los hocicos
en el áspero muro de un cuartel.




27 Años


Es una cosa seria
tener veintisiete años
en realidad es una
de las cosas más seria
en derredor se mueren los amigos
de la infancia ahogada
y empieza a dudar uno
de su inmortalidad.


Miedo


A Julio Cortázar


Un ángel solitario en la punta del alfiler
oye que alguien orina.




El descanso del guerrero


Los muertos están cada día más indóciles.
Antes era fácil con ellos:
les dábamos un cuello duro una flor
loábamos sus nombres en una larga lista:
que los recintos de la patria
que las sombras notables
que el mármol monstruoso.
El cadáver firmaba en pos de la memoria
iba de nuevo a filas
y marchaba al compás de nuestra vieja música.
Pero qué va
los muertos son otros desde entonces.
Hoy se ponen irónicos
preguntan.
Me parece que caen en la cuenta
de ser cada vez más la mayoría!




El alma nacional


Patria dispersa: caes
como una pastillita de veneno en mis horas.
¿Quién eres tú, poblada de amos,
como la perra que se rasca junto a los mismos árboles
que mea? Quién soportó tus símbolos
tus gestos de doncella con olor a caoba,
sabiéndote arrasada por la baba del crápula?
¿A quién no tienes harto con tu diminutez?
¿A quién aún convences de tributo y vigilia?
¿Cómo te llamas, si, despedazada,
eres todo el azar agónico en los charcos?
¿Quién eres,
sino este mico armado y numerado,
pastor de llaves y odio, que me alumbra la cara?
Ya me bastas, mi bella
Madre durmiente que haces heder la noche de las
cárceles:
ahora me corroen los deberes del acecho
que hacen del hijo bueno un desertor,
del pavito coqueto un pobre desvelado,
del pan de Dios un asaltante hambriento.


Penitenciaría Central, octubre 1960



Canción protesta


A Silvio


Cayó mortalmente herido de un machetazo en la guitarra
pero aún tuvo tiempo de sacar su mejor canción de la funda
y disparar con ella contra su asesino
que pareció momentáneamente desconcertado
llevándose los índices a los oídos
y pidiendo a gritos
que apagaran la luz.


Roque Dalton. (San Salvador, El Salvador, 14 de mayo de 1935 - San Salvador, El Salvador, 10 de mayo de 1975) Poeta, ensayista, abogado, antropólogo y revolucionario salvadoreño, una de las voces más influyentes de la Generación Comprometida. Estudió derecho y antropología en las universidades de El Salvador, Chile y México. Se dedicó al periodismo y a la literatura. Publicó la mayoría de sus textos en forma clandestina en El Salvador durante los años sesenta y setenta. Obtuvo el Premio Centroamericano de Poesía, el Premio Casa de las Américas y otros galardones en diversos certámenes nacionales y centroamericanos. Por su militancia política, sufrió cárceles y destierros. Entre otros países, vivió en Guatemala, México, Cuba, Checoslovaquia, Corea y Vietnam del Norte. Murió asesinado en 1975.

domingo, 9 de mayo de 2010

Víctor Casaus: "¡Oh vida!"

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C. "Si no vives para servir, no sirves para vivir" es el lema de www.mesterdeobreria.blogspot.com



Que la vida no acorte el ritmo
Ni la elegancia de tu paso
Que la vida no te borre el instantáneo
Esplendor de la sonrisa
Que la vida no te quite la firmeza
Para mirar al enemigo
Que la vida no te quite las ganas
De darle un pellizco una mordida
Una nalgada
A la vida


Que la vida no te vaya a fosilizar
El abrazo que les das a los amigos
Que la vida no te cuartee demasiado
La ternura
Que la vida no te convenza para que dejes
De llamar al pan pan y al vino vino
Ya tú sabes


Que la vida no te tramite a su gusto
El tiempo que te corresponde
(sobre todo si es pésimo el gusto de la vida)
Y que la vida en general
No te tramite


Que la vida no te quite todo
La timidez que te protege
Que la vida no encorve tu figura
De tragaespadas de feria
(que la vida te jorobe sólo
Lo estrictamente necesario)
Que la vida te permita vender tus versos
Pero sólo por amor por una tarde
Y bajo palabra de que te serán devueltos
Otra tarde y otro amor


Que la vida no te dé esa mirada retorcida
Que parece haberle dado a aquel
Que está ahí nadando en su propia tinta
(en la tinta de sus versos
pobrecito)
Que la vida no te deje caer en la tentación
De no tener tentaciones
Que la vida no te fragmente
Ni te parrafee
Ni te capitule


Que la vida no te sople al oído las respuestas
Que la vida no te pida
Que no le ponga mucho a la vida
Que la vida no te deje escribir
Por ejemplo “se ofertan tales cosas”
Ni
“en el ofertorio de tus caricias”
Porque ambas son barbaridades polares
De la lengua
Que la vida no te dé una lengua
Que puedas pisar
(ni siquiera con esa “elegancia de tu paso”
Ya citada en la segunda línea)


Que la vida te siga dando estas ganas
De luchar por la vida
Que la vida no te convierta
En una computadora
Ni en una cassettera
Ni en una máquina de escribir
(ni siquiera bajo promesa
De que escribirías poemas impecables)
Es más
Que la vida no te deje escribir
Poemas impecables


Que la vida no te dé esa solemnidad
De académico
Ni esa barbita de poeta respetable
Que la vida no te deje ser un poeta
A tontas y a locas
Que la vida no te quiete tus virtudes
Por las que algunos te odian
Que la vida te quite esos defectos
Por los que algunos te aman
(o por lo menos te soportan)
Que la vida no se vaya a confundir
En las dos últimas peticiones
Porque sobrevendría un desastre
De esos que ahora llaman ecológicos


Que la vida no te dé la memoria
Del elefante
Para que no te acusen de autosuficiencia
Que la vida no te dé el cuello
De la jirafa
Para que nadie se queje
De que lo has mirado desde arriba
Que la vida no te dé la coloración
Cambiante del compañero camaleón
A no ser cuando estés tendido
Con tu escuadra
Junto a los verdaderos compañeros
Bajo la aviación enemiga


Que la vida no te haga vivir
Sólo de recuerdos
Que la vida no te deje olvidar
Las miserias de otros tiempos
Que la vida no te quite el orgullo
De haber nacido pobre
Que la vida te aleje
De los pobres de espíritu
Porque de ellos será el reino de los cielos
Pero no este


Que la vida no te sobrecoja
Salvo con los milagros cotidianos de la vida
Que la vida no te sorprenda
Más de 24 veces por segundo
Que la vida no suspenda
El partido por lluvia
Que la vida no te dé tregua


Que la vida te dé otras noches
Tan claras y tranquilas como esta
Para escribir poemas
Donde le pidas cosas a la vida.




(Texto proporcionado por Gustao Pérez Hinojosa).

martes, 4 de mayo de 2010

Fernando Buen Abad Domínguez: ROJO VIVO

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C. "Si no vives para servir, no sirves para vivir" es el lema de www.mesterdeobreria.blogspot.com

05 DE MAYO DE 1818 – 05 DE MAYO DE 2010 = 192 AÑOS DE VIDA: “SOBRE MARX SEGUIRÁ HABLANDO EL MAR”





Rojo Vivo


Fernando Buen Abad Domínguez


“No pinto de color de rosa, por cierto, las figuras del capitalista y el terrateniente.1”


“El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde, dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días. Apenas le dejamos dos minutos solo, y cuando volvimos, le encontramos dormido suavemente en su sillón, pero para siempre” Federico Engels2. Fallecimiento de Marx, Londres 14/3/1883


Qué bueno sería leer a Marx, (entenderlo, saborearlo y disfrutarlo) como él quería. “más accesible a la clase obrera, consideración que para mí prevalece sobre cualquier otra3”. O sea en acción. Leerlo ahora, de nuevo quizá, en los campos y en las fábricas, en las aulas y a los besos entre las sábanas. Leerlo entusiasmados, enamorados, revolucionados... no como dogma, no como Biblia, no como “manual operativo”. ¿Qué tal como poesía? Que bueno sería apartar, con una espátula mental, todo lo que ha enturbiado, rigidizado y degenerado las ideas claras de Marx, su método activo y su fortaleza guerrera de revolucionario maltratado a diestra y siniestra. Que bueno sería contagiarnos con una voluntad refrescante que nos dejara paladear las recomendaciones y las indicaciones de Marx para transformar al mundo, sin gurues, sin burócratas, sin sectas… de la mano de los trabajadores unidos y conscientes, de la mano de la revolución campesina y obrera, esta vez sin traiciones. Sería buenísimo. ¿No?


Si hubiese un recuento histórico sobre las calumnias, tergiversaciones y traiciones proferidas contra Marx, sería, acaso, un victimado record. Así como si nada, con impunidades de todo género, sus detractores y algunos simpatizantes han dicho, incluso sin haber leído lo elemental, las cosas más injustas contra un autor cuyo fin último, o primero, es la emancipación humana de todo lo que la agobia, explota y aliena. Es difícil saber si hay algún pensador más mal tratado y más defraudado en lo que dijo e hizo, en lo que propuso y hasta en lo que dejó inconcluso… Si saliesen ronchas a quienes han denostado, a Marx, sin haber abierto uno solo de sus libros, sin haber entendido sus ideas básicas, es muy probable que tuviésemos una epidemia mundial sin precedentes. Indescriptible.


Es perfectamente posible, necesario y justo leer a Marx sin miedo, sin actitudes reverenciales y sin prejuicios. Sin tener que esconderse en el baño. Es posible leer a Marx, y saborear su lucidez, sin requerir la intervención de intermediarios y traductores de esos que se sienten obispos iluminados por la revolución. Es posible leer a Marx como lo que es… loco magnífico , revolucionario, poeta y torbellino que motiva y estremece ideas y acciones, que exalta y orienta, que destruye y crea… un revolucionario pues que no produjo su obra para la biblioteca de los “inteligentes” o de los rebeldes institucionales, ni para las camisetas ni para los souvenir… trabajó hasta su muerte, literalmente, murió mientras trabajaba, para luchar al lado de los trabajadores, para poner sus ideas en manos de los campesinos y los obreros, para ser leído de abajo a arriba, o lo que es lo mismo, para ayudar a la revolución. “Carlos Marx, el hombre que dio por vez primera una base científica al socialismo, y por tanto a todo el movimiento obrero de nuestros días, nació en Tréveris, en 18184”.


Es verdad que Marx tiene párrafos exigentes, difíciles, incluso para los muy familiarizados con su lectura, es verdad que hay ideas que requieren ser pensadas “dos veces”… pero eso no habilita a esos oportunistas que disfrazados de corderos se aprestan para darnos su interpretación a cambio de pesos, aplausos y/o votos. Pero también es verdad que Marx tiene obras completas cuyo claridad no sólo permite comprender los problemas que nos acogotan y desvelan sino que, y eso lo consiguen pocos, tiene la virtud de movilizarnos, ponernos en acción y proponernos una ruta que no termina con el bienestar de alguien en particular sino en la superación de la humanidad como obra de la humanidad misma… y eso no será fácil pero tampoco imposible. Marx lo dijo.


Para insuflar respetos de tipo diverso, por Marx y sus ideas, no pocas veces sus admiradores han incurrido en errores, algunas veces involuntarios, de presentarlo como un ogro aburrido y denso, como un monolito, adusto e impenetrable, al cual sólo los elegidos o los iniciados, pueden entender. Han cometido el fallido de ofrecerlo como artífice de burocracias endemoniadas y sectarismos rentables. ¡Cuánta estupidez dicha y hecha en su nombre! Injusticia demencial y contraproducente. No hay persona más fácil de admirar, sin personalismos, ni inteligencia más fácil de respetar, sin dogmatismos. Marx fue un tipo duro, exigente, querido y querible. Y eso se le agradece.


Librarse de los eruditos y los iluminados como interpretes de Marx, no cancela el necesitar (alguna vez) cierto acompañamiento de alguien que colabore a comprender mejor algún concepto o grupo de conceptos y, para eso, hay mil compañeros siempre dispuestos a contribuir sin caudillismos ni paternalismos, a ofrecer su proceso de compresión y a ejercerla en colectivo. Hay mil compañeros que, incluso, se dedican a eso, no en cátedras o no sólo, sino, también, quizá mejor, en charlas informales, en círculos de estudio, obreros y campesinos, estudiantiles y de todo tipo, que encuentran aposento en un café, en la casa de alguien, en las fábricas... donde se puede. Siempre hay un compañero a la mano, confiable y sin condiciones de burócrata, compañero que sabe pararse al lado de las luchas, solidario, parte de ellas y no dueño de ellas. Sólo hay que estar atentos.


El capitalismo continúa su decadencia y las ideas de Marx continúan, en los hechos, fortaleciéndose como praxis científica con vigor extraordinario para la construcción del más avanzado nivel del pensamiento humano: el socialismo. ¿Alguien pudo regalarnos cosa mejor? Marx ha sido victimado por propios y extraños… por esos que se asumen como eruditos profesionales, apasionados de sí mismos y pontífices privilegiados con licencias de pedantería impúdica. Esos que creen que jerarquizar la teoría y la práctica es cosa sólo de darlas por cerradas, por verdad absoluta y para siempre… esos que dan por cerrado el saber para rendirse culto sí mismos. Sectas, pues. Marx ha sido maltratado por toda clase de simplismos facturados desde la imbecilidad más acaudalada. Redomados señoritos (y señorones) beneficiaros de alguna renta burocrática, babean con ilusiones masturbatorias cuando sueñan erigirse en enterradores definitivos de la praxis revolucionaria de Marx. Muchos hasta se hacen llamar “marxistas”. Lenin los denunció muy bien5.


Kart Marx hizo aportaciones extraordinarias, necesariamente inacabadas, en dialéctica permanente, no sólo para el campo de la filosofía, la economía, la sociología… sino a la lucha mundial del movimiento obrero y de los trabajadores en general. Con la obra de Marx ganamos una tesis científica sobre la lucha de clases como lucha de fuerzas vivas, con elementos objetivos y subjetivos, en tensión e interacción continua. Ganamos una descripción dinámica y una actitud de clase ante el debate Capital-Trabajo y ganamos una lista enorme de tareas, permanentes, hacia la emancipación definitiva de la humanidad. Obra viva.


Marx no sólo explicó la realidad sino que tomó partido porque la explotación de una clase social contra otra se convirtió extensivamente en dominio violento de naciones poderosas para el saqueo, la explotación y la imposición ideológica sobre el resto de los países “La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestro días es la historia de la lucha de clases”. Demostró que en semejante historia anida la historia de luchas de clases, las luchas políticas, variadas y complejas, en torno al poder social y político de unas u otras clases; las clases viejas, para conservar el poder, las nuevas, para conquistarlo. Su pensamiento constituye una de las síntesis más importantes del pensamiento occidental de su época con algo nuevo que aportar críticamente a lo mejor que la humanidad creó pero con un proyecto revolucionario de la clase obrera. Gracias a que el pensamiento de Marx no es “sentido común” ni “lógica” decorativa, ni dogma, ni verdad de secta… es, pensamiento dialéctico, creador que no admite frenarse y que no admite feligresías contemplativas.


Además de “teorizar” fue un revolucionario en acción al lado de los obreros, revolucionario, mundial, entusiasta, creativo… artífice de una praxis científica siempre perfectible. No era una intelectual, un teórico o un científico de escritorio. Amo a su mujer y a sus hijos mientras hurgaba los entresijos del capitalismo, identificó sus trampas fundamentales, denunció sus degeneraciones más criminales y propuso el modo de terminar con el mal. Para siempre. Favor completo. Puso a la luz el comportamiento de la plusvalía, el valor-trabajo, la diferencia entre valor de uso y valor de cambio y la metodología para la construcción de una sociedad nueva sacada de los escombros de esta, aprovechando sus logros más importantes y no basada en la explotación ni en el saqueo sino en la solidaridad consciente para el desarrollo de todos. Sin clases sociales… sin propiedad privada.


No es el marxismo el que ha “fracasado”, burguesía dixit, sino muchos de sus intérpretes. La realidad está aquí para probarlo. Es una traición acudir a Marx como si fuese un santo, un gurú, un iluminado milagrero. Marx no tiene todas las verdades reveladas, propuso un método que desde su nacimiento ya fue una contribución adelantada a su tiempo y que está ahí, como el autor lo quiso, para ser perfeccionado y superado (no deformado) en manos de los trabajadores del mundo en lucha. No de los intermediarios. Marx vivirá a lo largo de los siglos, y con su nombre, su obra. Fue amigo y maestro del proletariado demostró que la humanidad se verá liberada por medio de la lucha de clase y que el socialismo no es una invención de soñadores, sino la meta final y el resultado inevitable del desarrollo de las fuerzas productivas dentro de la sociedad contemporánea.


Es preciso que la obra y la vida de Marx sean conocidas por todos los obreros… por todos los trabajadores, los proletarios del mundo, pero conocidas de verdad, de corazón y a fondo para que se las apropien como debe ser, porque así fue pensada y para eso tuvo sentido invertir una vida de trabajo nada fácil. Para que nadie nos asuste con parafernalias circenses que no le tocan un pelo al capitalismo. Es necesario que se sepa para avanzar en la construcción profunda de la transformación social más avanzada de la historia, la transformación propuesta en el Manifiesto del Comunismo, con sus avances y desafíos nuevos. Que se conozca el pensamiento de Marx, por boca de los pueblos, para que, de paso, se pongan en su lugar todos esos “payasos” que se piensan rebeldes desde las alturas de su vanidad solipsista o desde las ínsulas de la desconfianza burguesa que sólo confía en desplantes inocuos y en pataletas de fachada. Todavía el pensamiento de Marx goza de salud revolucionaria y en términos de “ir más lejos” no hay, fuera del marxismo (sin tergiversaciones), corriente, clanes, tribus, señoritos, ni señorones que hayan jondeado por la cola al demonio del capitalismo de manera más radical, definitiva y permanente, como lo hizo Marx con su praxis.


“De los muchos e importantes descubrimientos con que Marx ha inscrito su nombre en la historia de la ciencia, sólo dos podemos destacar aquí. El primero es la revolución que ha llevado a cabo en toda la concepción de la historia universal… Pues bien, Marx demostró que toda la historia de la humanidad, hasta hoy, es una historia de luchas de clases, que todas las luchas políticas, tan variadas y complejas, sólo giran en torno al Poder social y político de unas u otras clases sociales; por parte de las clases viejas, para conservar el poder, y por parte de las ascendentes clases nuevas, para conquistarlo. Ahora bien, ¿qué es lo que hace nacer y existir a estas clases? Las condiciones materiales, tangibles, en que la sociedad de una época dada produce y cambia lo necesario para su sustento. l segundo descubrimiento importante de Marx consiste en haber puesto definitivamente en claro la relación entre el capital y el trabajo; en otros términos, en haber demostrado cómo se opera, dentro de la sociedad actual, con el modo de producción capialista, la explotación del obrero por el capitalista6”.


Marx es desafiante para todos nosotros porque es uno de esos constructores infatigables de un mundo extraordinario, maravilloso, plenitud de la imaginación, de la felicidad, de la creatividad… mundo sin explotación, sin alienación obra de la humanidad revolucionada. Marx es un militante de la subjetividad revolucionaria también, de la conciencia en ascenso espiral con sus urgencias lúdicas, de amores, pasiones y sueños. Militante de la conciencia creadora. Militante de un proyecto de todos hacia el comunismo que es la forma superior de la expresión colectiva y personal por antonomasia. Militancia desde la conciencia más profunda y promisoria, militante en los territorios de la interioridad más colectiva que son los de una especie impelida a construir su liberación definitiva contra capitalismo. Militancia premonitora y contagiosa para que la humanidad, que busca pertenecerse para siempre, ande con las vestiduras de fuego iluminado en su corazón revolucionario.


Marx entendió la necesidad de terminar con el Capitalismo y sus valores todos, porque es la negación misma de la creatividad y del desarrollo humano. Terminar con la opresión y el terror, la servidumbre y el despotismo, lo feo y lo hostil a la libertad de expresión de todos, haciéndolos incluso “bellos” para afianzar sus dominios de explotación. Derrotar al capitalismo que ha vuelto al mundo un amasijo de cadáveres equilibristas bajo graznidos de revólveres. Capitalismo que nos taladra con angustias aun cuando muchos resisten y luchan. Terminar con el capitalismo porque esta miseria es estanque de muerte que secuestra al cielo con su modorra de camposanto y anuncia sus deseos de violencia más obscenos. Terminar con esta sociedad enferma produce enfermos, hambre y angustia que nos enloquece, que nos condena al patíbulo del silencio… se nos saquea la vida. Y los únicos capaces de terminar con esta barbarie criminal son los trabajadores unidos y conscientes de su papel histórico.


Y urgen más luchas rebeldes, más almas y también más fuerzas para reunir al viento, para zarandear el trapo de las banderas dormidas y levantar como soles nuestros brazos entumidos. Es necesario terminar con el espíritu blandengue. Hay que comenzar una guerra nueva armados, también, con esa poesía revolucionaria que pensó y practicó Marx para que trasforme a los hombres, los enamore y sea una puerta abierta que nos conduzca donde no hemos llegado… una puerta para entrar a la vida verdadera, justa, solidaria. Al cielo concreto y terreno que nos pertenece. Y mantengamos esa revolución permanentemente. “Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo. Pero no es esto sólo. Marx descubrió también la ley específica que mueve el actual modo de producción capitalista y la sociedad burguesa creada por él. El descubrimiento de la plusvalía iluminó de pronto estos problemas, mientras que todas las investigaciones anteriores, tanto las de los economistas burgueses como las de los críticos socialistas, habían vagado en las tinieblas”. F. Engels.7


Plagio… collage forzado, y a contramano, fallido pero con historia… muchas historias.


Rojo vivo: Más de uno oficia de hortelano de esta tierra viva que fecundas, compañero del alma, tan temprano. Tantas urgencias se agrupan a nuestros costados que por doler nos duele hasta el aliento. Un manotazo duro de la historia… un golpe helado, un hachazo visible y homicida, un empujón brutal nos ha postrado. No hay extensión más grande que esta herida y mientras lloramos las desventuras sentimos más tu vida en nuestras vidas. Hoy andamos sobre rastrojos de difuntos y con calor de lucha y sin sosiego vamos del corazón a los asuntos rebeldes. No perdonamos a la muerte financiada, no perdonamos a la muerte rentable, no perdonamos a la miseria ni a la barbarie. En nuestras manos levantamos una tormenta de ideas, programas y proclamas estridentes, sedientas de justicia y transitorias. Queremos escarbar la tierra con los dientes, apartar la tierra parte a parte, a dentelladas secas y calientes. Minar la tierra, desamordazarte y continuarte. Que sigas nuevo siempre en los huertos, las higueras, las fábricas… donde pajareará tu alma colmenera como canto de las luchas cada día. Rojo vivo, aleja las sombras de las cejas y pon tu sangre a que ande en todos lados disputando el futuro. Que tu corazón sea flama de un campo de almendras espumosas para nuestras avariciosas voces de militantes… A las aladas almas de nuestras banderas te requerimos, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero. Rojo Vivo.


“Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los republicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultra demócratas, competían a lanzar difamaciones contra él. Marx apartaba todo esto a un lado como si fueran telas de araña, no hacía caso de ello; sólo contestaba cuando la necesidad imperiosa lo exigía. Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones de obreros de la causa revolucionaria, como él, diseminados por toda Europa y América, desde la minas de Siberia hasta California. Y puedo atreverme a decir que si pudo tener muchos adversarios, apenas tuvo un solo enemigo personal. Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra.” F. Engels8.


1 K. Marx: El Capital. http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/0.htm


2 http://www.engels.org


3 K.Marx. El Capital (Prólogo y epílogo a la edición francesa) http://www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/0.htm


4 F. Engels. http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/cmarx.htm


5 Materialismo y Empirocriticismo, Lenin. Editorial Grijalbo, España 1975-290 Pag.


6 F. Engels. http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/cmarx.htm


7 www.engels.org


8 www.engels.org


Dr. Fernando Buen Abad Domínguez

viernes, 16 de abril de 2010

César Ángeles: Polémica con José Rosas Ribeyro: Vallejo y Georgette

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.
"Si no vives para servir, no sirves para vivir" es el lema de www.mesterdeobreria.blogspot.com

lunes 12 de abril de 2010



SALUTACIÓN ANGÉLICA


Polémica sobre Vallejo ante la crítica


Por César Ángeles L.


En mi artículo «César y Georgette Vallejo entre las dos orillas y al pie del orbe» (Intermezzo Tropical 6/7: 141-144), debato ciertos criterios y conclusiones canónicas sobre ambos personajes, partiendo de la colaboración «Un Vallejo propio y mío», de José Rosas Ribeyro (en revista Martín 18/19: 157-167). En la revista virtual El Hablador, este último ha respondido mi mencionado texto con virulencia e ironía, lo cual me motiva a exponer los siguientes comentarios. Lo hago también porque, (no solo) en el Perú, el debate de posiciones en el campo cultural es escaso y usualmente sin nivel, prevaleciendo la componenda entre argollas intelectuales, y también por consideración a los lectores de las tres revistas mencionadas.


Al señor Rosas Ribeyro no lo acuso yo de mentiroso como él sí me acusa a mí (entre otros varios cargos). No lo acuso de nada, porque, como se dice en una película clásica de Francis Ford Coppola, «no es nada personal». Critico sí la posición conservadora que se esconde bajo un ropaje de renovación, librepensador e ilustrado. En Intermezzo Tropical (IT: revista de la que formo parte), nos une la convicción de que el terreno cultural está atravesado por la política, y nos interesa evidenciar las posiciones que muchas veces contienden de modo soterrado. Lo bueno de su réplica en El Hablador, y lo bueno de los debates, cuando no se pierden en atajos que a nada llevan, es que los velos caen definitivamente. De ahí que, en dicha airada réplica, se manipulen una serie de epítetos que, al igual que en el caso de Vallejo y sobre todo de su esposa Georgette, apuntan a caricaturizar al interlocutor, para así minimizar sus argumentos.


Los cargos que me lanza (de tener yo «anteojeras marxistas», ser «sectario», «religioso» y «miembro de la cofradía de Santa Georgette») son indemostrables sencillamente por ser falsos. Tampoco es verdad que «santifique» a políticos como Stalin ni a grandes poetas como César Vallejo. Todo ese arsenal de epítetos pretendidamente descalificadores proviene de su imaginación y de sus particulares problemas y fobias en relación con el marxismo, con las experiencias socialistas y sus representantes. Es el caso, por ejemplo, del sambenito «estalinista» que cierto sector «progre», con ánimos más apaciguados que en su incendiada juventud, suele utilizar en diversas partes del mundo para deslegitimar a quienes asumen posiciones claras y radicales ante el poder. De este modo, también, se desvía el centro del debate.


Hago frente al hecho de que, desde una posición anarca, del renegar del socialismo y del marxismo, haya tantos que vean en cualquier legítima adhesión a dicho camino algo dogmático, de sectas y aun religioso en el sentido ocultista de esta palabra. Por el contrario, creo que hacer visible la posición e ideología es, además de honesto, en el caso específico del socialismo y cuando este se asume con la mínima coherencia necesaria, útil y fértil en cualquier terreno, más aun cuando se está verdaderamente por la transformación de esta vida en algo mucho mejor de lo que heredamos.


Por otro lado, nada más sano –y marxista– que ver a los personajes de carne y hueso en su verdadera realidad. De ahí también que, en el caso específico de César Vallejo, haya yo trabajado otros lados suyos, y poco observados, como el humor, en contra de la canónica visión grave y sufrida del poeta. No promuevo ni refuerzo mitos. Lo anterior no niega, evidentemente, la condición doliente en la base de su poesía, sino que le otorga una dimensión distinta, integrada a los vectores de luz y constructividad que la animan, y a su vida misma. Creo sí que hacerse cargo de la vida y la crítica de cualquier persona o trayectoria se realiza siempre desde una posición política. Ningún retrato ni edición de datos es aséptica ni gratuita. Pensar lo contrario es una concepción idealista que no comparto. A fin de cuentas, la manera como contamos la historia y la de sus protagonistas refleja lo que vemos según nuestra propia perspectiva y experiencia. Confianza en el anteojo, no en el ojo, escribió Vallejo. No, señor José Rosas Ribeyro, nada de lo que he escrito antes o ahora sobre César y su esposa Georgette rechaza ni distorsiona sus caídas ni carencias, pero tampoco soslaya sus genialidades y aciertos. Mi batalla no es tampoco contra alguna persona en particular, sino que, al ser un convencido de que se es poeta desde el ser social de cada quien, desde las condiciones concretas que marcan la vida y la obra de cualquiera, pienso que esto mismo vale cuando se hace la crítica o la biografía de cualquier persona o creador.


Paradójicamente, la actitud desde la que usted se sitúa en su réplica en El Hablador es la misma que critica (a mi juicio equivocadamente) en Susana Reisz, a propósito del debate sobre María Emilia Cornejo; es decir, «tener dotes de ilusionista» al atribuir(me) «cosas que nunca he dicho». Para no abrumar a los lectores interesados en este asunto de César y Georgette Vallejo ante la crítica, me limitaré a lo esencial, reiterando, como acoté en IT 6/7, que hace falta una suerte de puesta al día de la exégesis vallejiana, donde se revele el who is who desde la confrontación de posiciones.


1. Nunca he negado que Vallejo tuviera dificultades económicas en Europa, ni que pidiera préstamos (devueltos o no), ni sus particulares tratos con las mujeres de su entorno, ni siquiera se ha negado la hipótesis que usted sostiene de que muriera por una enfermedad venérea como la gonorrea. Es decir, no hice ningún texto idealizador ni mitificador que rechace de plano todo lo que algunos afirman, pretendidamente, por una perspectiva más «humana» y terrenal de César Vallejo. Lo que declaradamente debatí es la línea de exégesis académica en la que usted se inserta, y donde todo lo anterior cobra primer plano. Al mismo tiempo, se desplaza o torna invisible lo que usted, ahora sí, reconoce a medias en El Hablador acerca de un gran creador como Vallejo: su praxis revolucionaria, su «defensa del comunismo» y su participación en el Congreso de Escritores Antifascistas en España (donde, en contra de su afirmación, sí tuvo protagonismo incluso homenajeando la memoria del poeta entonces asesinado por la ultraderecha española: Federico García Lorca. Relea, por ejemplo, el «Estudio preliminar», de Jesús Cabel, en la Correspondencia completa de Vallejo (p. XLVII), que ha priorizado para su argumentación en Martín y El Hablador).


2. En buena cuenta, no se han discutido los datos que José Rosas, como individuo, pone en su valoración de César Vallejo y su compañera. Lo que se ha criticado, si lee bien mi artículo, es la forma como edita la información biográfica de Vallejo para enfatizar una imagen del poeta en desmedro de otra(s). Cito un ejemplo –de la colaboración en Martín– e invito a que se lean los textos que motivan este debate:


Vallejo le pide incesantemente dinero a Pablo Abril de Vivero y a Juan Larrea, a Gerardo Diego en alguna ocasión como también a otros amigos y conocidos. Son préstamos sin retorno, dinero que sale de una cartera generosa y que no vuelve nunca a ella. Esta lucha por sobrevivir, esta permanente búsqueda de dinero es una de las constantes de las cartas de Vallejo. Y el poeta aparece un poco como pícaro que le saca dinero a uno para pagarle a otro y así una cadena que siempre se cierra en Abril de Vivero, Larrea y otros amigos que lo estiman y lo respetan y le dan dinero. Una vez cuando recibe una suma destinada a comprar un pasaje para regresar al Perú [del gobierno peruano], la utiliza para irse a Rusia; otra vez, utiliza lo que gana con colaboraciones periodísticas en permitirse algunos placeres, aunque luego, para sobrevivir día a día, tenga que recurrir de nuevo a préstamos que no pagará nunca (IT 6/7,163: énfasis mío).


De esta manera, se refuerza una imagen biográfica del autor de Los heraldos negros como un sujeto más bien disipado, frívolo y mendicante, soslayando lo que considero más urgente de relevar, sobre todo en estos tiempos, donde una serie de prácticas tramposas y burocráticas han desdibujado opciones de auténtico cambio en el mundo actual, gobernado por el salvaje neoliberalismo. Pienso que relevar el aporte creativo y vital de ciertas personalidades como Vallejo, por ejemplo, es algo inestimable mientras este mundo siga corrompido por el egoísmo y la discriminación desde las minorías en el poder. Más adelante vuelvo sobre la tendencia que se ha ido consolidando acerca de nuestro mayor escritor y lo que en ella se resalta, criticándola a partir de los objetivos políticos (visibles o no) que siempre operan en toda edición de los datos empíricos. Como se apreciará, no es ningún acierto que en la cruzada por «humanizar» a ciertas personalidades se trueque un supuesto cliché por otro aun más patético.


3. Acerca de Georgette de Vallejo, ella es central en el rescate de la obra y la vida de César, aunque algunos quieran ningunearla. No creo sinceramente que ella sea «responsable de la versión oficial sobre el inmenso poeta», como Rosas Ribeyro afirma. En los Apuntes biográficos, de Georgette, se observa más bien que salía al frente de varios intelectuales, conocidos y amigos de Vallejo con cuya posición no solo no coincidía, sino que combatía sin denuedo. No quiero repetir todo lo ya dicho al respecto en IT 6/7, pero, si usted no tiene esas oscuras anteojeras que me achaca, coincidiremos en que, por el contrario, una versión oficial y que ha llegado a prevalecer en el público masivo (que no siempre lee al poeta, pero cree conocerlo por lo que el canon de la crítica señala) es la de un César Vallejo sin recursos, enfermo, difícil, un gran poeta, pero con un destino infeliz y desdichado. A esto he llamado (y no solo yo, claro) propender a una visión «miserabilista». Díganos de qué otro modo se puede calificar la cita anterior donde tilda a Vallejo de ser «un pícaro» con sus amigos ―lo que no es un dato empírico, sino una interpretación toda suya―, o este otro aserto que aquí reproduzco, por considerarlo también representativo del tono que guía su artículo en Martín:


Más adelante, al cierre de su texto, José Rosas concluye: «[No te he olvidado] precisamente por los poemas que escribiste allí y en otras partes a pesar del frío, el hambre, las borracheras, las enfermedades, las zorrillas y Georgette» (IT 6/7, énfasis mío).


Como decir luminoso y envidiable en la poesía, pero con una vida que sería todo lo contrario: mediocre y digna de compasión. Esta critica, que podemos catalogar de bipolar, es común en muchos académicos y escritores del Perú y el extranjero en su aproximación a César Vallejo. Es más, si la luz y fuerza de su poética en nada parece ayudarles a matizar su retrato del autor de Poemas Humanos, más bien el excesivo patetismo con que caracterizan su biografía sí ha solido oscurecer su obra de un manera injusta y, dicho sin ambages, equivocada.


4. Reconforta que José Rosas llame «dama» a Georgette ahora en El Hablador, ya que en varios pasajes como la última cita eso queda bastante en duda, por decirlo suave. ¿En qué sentido aporta altura ética y veracidad situar entre lo peor que le habría pasado a Vallejo a una mujer que, además de rescatar su gran obra inédita de la crónica indiferencia del Estado peruano (es decir, la gris burocracia del consulado de París) a la muerte del poeta, dedicó varios años a esta tarea aun decidiendo radicar y morir en el difícil Perú? Eso mismo que usted hace con Georgette lo han hecho otros, que, aun muerta ella, luego de vilipendiarla de mil maneras, de seguro se ríen con esa «risita» de Lima a la que se refería asqueado el propio César habiéndola experimentado en carne (cárcel) propia, y de ese Perú oficial y oficioso que se regocija al hundir en el fango del imaginario y la vida concreta a los mejores hombres y mujeres de este país. Coyné tiene de seguro un lugar en el rescate del legado vallejiano (¿cuándo he negado eso?), pero él, como el español Juan Larrea y otros más, cuánto también han ido cambiando hasta convertirse en lo que el vallejista Max Silva critica:


Lo que en política es un demagogo, en vallejismo es un vallejogogo. El término me fue sugerido, entre chanzas y veras, por Jorge Puccinelli… El indiscutible representante de la vallejogogía es Juan Larrea… Vallejogogo peruano es Enrique Chirinos Soto.


[Reveladora también resulta su caracterización de André Coyné, y cómo este pasa de ser inicialmente un reconocido pionero en los trabajos críticos sobre Vallejo a ser un «vallejoclasta»:]


Debo aclarar que estoy lejos de creer que Vallejo sea intocable… Otra cosa es el modo en que se realiza la perspectiva crítica. En ese sentido, probaremos cómo Coyné maltrata con mala fe a César Vallejo (en «Tipos de vallejistas»: Vallejo/su tiempo y su obra. Actas del coloquio internacional. Universidad de Lima: 401, énfasis mío).


A propósito de Max Silva, ¿así que a usted le parece que ser amigo de Georgette lo descalifica para emitir juicios veraces sobre ella, su entorno, o la critica alrededor de Vallejo? Su argumento, además de antojadizo, contradice la total credibilidad que usted sí da a los amigos de Vallejo como Larrea, Coyné, More u otros, a quienes no ha descalificado por haber sido tales. Pienso que el grado de amistad o relación con alguien no determina nada a priori, y menos en una tarea de investigación con la verdad en la mano. Afirmar lo contrario es adherir a un prejuicio, un dicho acientífico.


5. Asimismo, ante la «sorpresa» que usted menciona haber experimentado, en Martín, sobre el uso del apelativo «zorrillas» ―y que recién ahora en El Hablador reconoce que también lo usó Vallejo con amigos suyos: es decir, ya no solo con las mujeres―, cabe ver este término en relación con lo sostenido por Juan Domingo Córdoba, el autor de la célebre foto de la pareja Vallejo en Versailles. Ya dije, en IT 6/7, que, en su libro César Vallejo del Perú profundo y sacrificado, aquel menciona que dicho apelativo lo trajo un mexicano a la bohemia parisina de entonces. En tanto amigo cercano de la pareja y, también, de Juan Larrea, Córdoba aporta apreciaciones sobre la vida amorosa y sexual de Vallejo, además de juegos verbales de Henriette (su primera pareja francesa) con César acerca del término «zorrillas», que relativizan las conclusiones de Rosas Ribeyro en su lectura de la Correspondencia vallejiana (Cf. 195-214).


Por lo demás, aunque no le guste a algunos por su declarado encono con Georgette, hay también varias cartas donde ella es algo muy distinta a una «zorrilla», como las que se pueden leer en la citada Correspondencia, desde la página 439 a la 455, dirigida a varios amigos. Georgette aparece aquí del lado del corazón del poeta, como su pareja y sin ninguneo ni maledicencia alguna, e incluso depositaria de cuidados solicitados para ella, varios años más joven que César, como en la postal al propio Juan Domingo Córdoba, que termina así: «mis respetos para tu señora. No olvides a mi mujer» (octubre 1931). Todo lo anterior pone en discusión no solo la supuesta «misoginia» que José Rosas enfáticamente sindica en Vallejo, sino sobre todo, como dije, la manera como edita los datos biográficos y extrae conclusiones absolutas, con un sentido que veremos a continuación.


6. En El Hablador, José Rosas dice haber reivindicado un Vallejo «propio y suyo»: bohemio, vital, su «lado bon vivant» y su ser «sobre todo poeta», que «todo en él no era dolo, sufrimiento y combate político». Pero ¿cómo entender las citas hechas anteriormente, o este final de su texto en Martín?:


Qué triste la calle Moliѐre el domingo (como hoy) al morir la tarde, qué triste tu tristeza que me llega a través del tiempo y se me incrusta en el pecho. Te confieso que no vine a tu barrio especialmente a visitarte. Estuve antes con Sophie Calle (¿una zorrilla acaso?). No, no la conociste, ella recién nació en 1953 y tú ya estabas muerto y enterrado. (167: énfasis mío).


¿No es esta una visión más cercana al canon ya mencionado sobre el poeta de la tristeza que se supone que fue Vallejo, sin matices algunos? Por eso afirmo que el Vallejo de José Rosas no es solo «propio ni suyo», sino de una visible línea de exégesis, que critico y por lo que estamos aquí.


Al mismo tiempo, se soslaya, ironiza y rechaza la posición política revolucionaria y transformadora de Vallejo. El artículo de Rosas Ribeyro, en Martín, empieza con su edición de datos y apreciaciones desde Desire Leavin: amiga del poeta y socialista desencantada, según refiere Rosas, por «los crímenes de Stalin» (otra vez) y, por ello, «anarquista». Asimismo, a propósito del encuentro entre César Moro y Vallejo en París, rememorado por Coyné, José Rosas reivindica el anarquismo y surrealismo del poeta de La tortuga ecuestre y desdeña «el marxismo elemental» de Vallejo, e ironiza más cuando por la correspondencia con Antenor Orrego, a la salida de Trilce (1922), concluye que «Vallejo no es todavía marxista con formación de manual de Academia de Ciencias de la URSS», y que, en tanto poeta, es aún «absolutamente lúcido». O sea, al tacho libros fundamentales en su pensamiento como El arte y la revolución y Contra el secreto profesional. Sin embargo, estos volúmenes y sus crónicas desde Europa, su exitoso libro sobre el momento fundacional de la Unión Soviética, así como su narrativa y su teatro resultan claves para el retrato unitario del creador (poesía incluida, en primer plano) que fue César Vallejo y quien creció, durante sus años y viajes en Europa, en diversos sentidos: en el terreno humano, ideológico y estético, todo simultáneamente, afirmándose como el socialista que era y es. José Rosas denomina como «marxismo elemental» la atendible crítica de Vallejo a las antinomias del surrealismo, cuando en verdad el autor de «Masa» incidió en la forma económica y política de los hechos culturales. Vallejo criticó, en todo caso, el «anarquismo» de la experiencia surrealista, el mero gesto epatante, grupal «de cenáculo», «cerebral» o intelectual, y no veo por qué, sino por una posición recalcitrante, se debiera obviar su juicio en el debate sobre la valoración de este importante movimiento del siglo XX.


7. Es en relación con lo anterior que usé la expresión vida heroica (parafraseando a José Carlos Mariátegui): para rescatar que, sobre las objetivas dificultades que tuvieron en vida Vallejo y Georgette, hay una obra heterogénea y esencial en nuestra contemporaneidad; que salió adelante interactuando con las nutrientes populares y de avanzada en su época, y que así labró y enseñó a labrar un camino poderoso para las generaciones que le sucedieron. No es el significado de heroísmo en el sentido de Superman o el Hombre Araña, ni de tantos falsos héroes de las repúblicas criollas latinoamericanas, ni menos del mito burgués del individuo que obtiene éxitos (por) encima de los demás, como de modo tradicional parece entender José Rosas (aquí cabe incluir, por afinidad ideológica, sus ironías y arbitrarias interpretaciones al testimonio de Max Silva sobre el apoyo que habría dado Georgette a las guerrillas del sesenta en el Perú).


El concepto de vida heroica lo tomo de la filosofía y las ideas políticas de Mariátegui acerca del socialismo peruano y de sus libros Ideología y política y Peruanicemos el Perú, y nos sirve para remarcar victorias populares inobjetables en el plano de la creación, la crítica y la política, en países como el Perú, con un imaginario masivo tan sistemática y deliberadamente educado en derrotas. De esa matriz nace, además, el recomendable libro La agonía de Mariátegui. La polémica con la Komintern (1980), de alguien que, como Rosas Ribeyro, hizo un doctorado de Historia en París: Alberto Flores Galindo (y quien publicó, además, con Ricardo Portocarrero, Invitación a la vida heroica: antología de «textos esenciales» de José Carlos Mariátegui, reeditada hace poco por el Congreso). Que su benevolencia otorgue a todos ellos algún crédito en este punto del debate.


8. A estas alturas, se ve que lo que irrita a Rosas Ribeyro no es tanto ni solo la supuesta «santidad» a la que Georgette y su «séquito» ―yo incluido, claro― habrían elevado a César, sino la posición y militancia de este en los agónicos días del civilismo en el Perú y, sobre todo, durante el periodo de entreguerras en Europa, expresadas con coherencia en su poesía hecha desde allí como en la cotidianeidad misma. Es decir, su crítica es política, no solo de carácter personal o por adjetivos más o menos. Entonces, ¿lo de que «Vallejo no fue un santo» viene por su suerte humana demasiado humana (incluida la gonorrea que le supone José Rosas), o por rebatir su posición marxista evidente en los poemas y la obra escrita desde Europa? Como he indicado en IT acerca de las razones también políticas para desdeñar a Georgette, me inclino por la última explicación. Los sentimientos y las representaciones están atravesados por la pasión política, la más humana de las pasiones, y no descubro nada al afirmar esto.


9. En suma, nada de santificaciones ni idealizaciones. En IT 6/7, expuse cuatro factores o razones que hallo, me imagino, para el odio que alguien como Georgette ha venido provocando en ciertos exégetas de Vallejo. Un odio que, considerando nuestras circunstancias personales y sociales, me suscitó hace años una espontánea simpatía aun sin haberla conocido, porque pienso que lo que el canon desplaza con injurias y hachazos suele ser más verdadero y renovador que lo que acoge en su seno. Usualmente, es un odio alimentado por el miedo a ser puesto en evidencia, a perder posiciones de control y manejo conservador en el plano de las representaciones culturales y políticas. Lo anterior se vio confirmado cuando leí sus citados Apuntes biográficos, y al conocer mejor su trayectoria vital y aportes de diverso tipo en relación con su célebre esposo. Por lo demás, no solo es mezquino y vano, sino que en nada ayuda para el retrato del César Vallejo de carne y hueso, y del poeta, pretender sepultarla (no una sino muchas veces) bajo una ruma de denuestos, más allá de cuál sea el origen de los mismos. Pero si se desdeña los criterios de los amigos (que también los tuvo y tiene) de Georgette, conviene releer el prólogo de Jesús Cabel en su Correspondencia completa de Vallejo. Al final, entre otras razones y calificativos muy divergentes de los usuales en relación con aquella, leemos lo siguiente:


Encuentro que la historia literaria del país no ha procedido con justicia con Georgette de Vallejo […]. Confieso que no me queda ninguna duda y puedo suscribir las palabras del filósofo David Sobrevilla: «hace unos años suscribí un memorial pidiendo la repatriación de los restos de Vallejo al Perú. Pero ahora, luego del estudio del epistolario del poeta y de conocer algunos detalles sobre los últimos años de su vida en nuestro país ―Georgette falleció en la Maison Santé sostenida como indigente por la Beneficencia Francesa―», he cambiado de opinión. Pienso que es preferible que Vallejo continúe reposando en el Cementerio de Montparnasse, como él quiso. Orrego tenía razón: el Perú jamás podrá cancelar el bochorno por la muerte del poeta. Ese bochorno solo ha aumentado ―si cabe― con la enfermedad y muerte de su viuda» (Correspondencia completa: LVI, énfasis mío).


Se trata de una firme y dramática adhesión a César y Georgette Vallejo, que se aúna de forma natural con mis argumentos expuestos en Intermezo Tropical 6/7 y reiterados aquí. No, no deseo que se retire ese libro de las escuelas. Por el contrario, ojalá se agitaran las conciencias de los jóvenes con el debate crítico de la obra completa de todos los grandes hombres y mujeres de todo tiempo, empezando por el Perú, que han contribuido de diversas maneras a transformar en verdad la vida. Que se debatiera abiertamente para recuperar la sensibilidad y el espíritu crítico de la juventud, que hace tanta falta. Que así se rompan definitivamente los diques sostenidos por las viejas imágenes y caricaturas establecidas y reproducidas durante décadas de verdades a medias y engaños, que pasan por testimonios fidedignos y ciencia erudita. Si hay un mito ―o dos― sobre César y Georgette Vallejo es el del abatimiento, la desdicha, la pobreza, las enfermedades, la desesperación y las infinitas deudas, es decir, el mito de la derrota, a la que con buena o mala voluntad el artículo del señor José Rosas Ribeyro contribuye como el de muchos otros que, amigos o no de la pareja, han labrado una representación negativa que se asemeja tanto a la que también se cierne sobre todos aquellos peligrosos disidentes y mílites de la revolución y la esperanza en diversas latitudes del orbe. En lo que a mí concierne, deseo contribuir sin reservas a derrumbar esa limitada y limitante tradición crítica para relevar lo que considero esencial y todavía acallado.

BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA


Revista de cultura y política Intermezzo Tropical 6/7: 141-144.


Revista de Artes & letras Martín 18/19 (2008). Lima, Universidad de San Martín de Porres.


Ángeles L., César (2002) “C. Vallejo que estás en los cc.” (poema).


Espejo Asturrizaga, Juan (1965) César Vallejo. Itinerario del hombre. 1892-1923. Lima, Librería Editorial Juan Mejía Baca.


Cabel, Jesús (2002) César Vallejo: correspondencia completa. Lima,


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Córdoba, Juan Domingo (1995) César Vallejo del Perú profundo y sacrificado. Lima, Campodónico editor.


Gutiérrez Correa, Miguel “El Poeta César Vallejo y el Marxismo”.


Pachas Almeyda, Miguel (2008) Georgette Vallejo al fin de la Batalla. Lima, Juan Gutemberg.


Puccinelli, Jorge (1987) César Vallejo. Desde Europa. Crónicas y artículos 1923-1938. Lima, Fuente de Cultura Peruana. Recopilación, prólogo, notas y documentación por Jorge Puccinelli.


Sánchez Lihón, Danilo “Georgette Vallejo, ser otra vez uno”.


Silva Tuesta, Max (1992) “Tipos de vallejistas” (texto con 53 notas bibliográficas). En Vallejo: su tiempo y su obra. Actas del coloquio internacional. Universidad de Lima: 398-410.


Vallejo, Georgette (1974) “Apuntes biográficos sobre César Vallejo”. En Vallejo Obra poética completa. Lima, Mosca Azul editores: 351-457.


-----------------------(24/04/1976) “Como una estela de tu muerte”, entrevista a Georgette de Vallejo. En la revista española Triunfo.Varas, Domingo (04/01/2007) “La reivindicación de la viuda negra” (entrevista a Alberto Aznarán).


Varios (1994) Vallejo: su tiempo y su obra. Actas del coloquio internacional. Universidad de Lima; publicado en dos tomos.


Publicado por Intermezzo Tropical en 16:27