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lunes, 24 de marzo de 2008

LUGAR, Franca Jarach


El 24 de marzo de 1976, en Argentina, se dio lo que iba a ser uno de los golpes de estado más sangrientos de los muchos perpetrados en Nuestra (sufrida pero heroica) América. En homenaje a los caídos, BOSQUE DE PALABRAS publica este poema de Franca Jarach:


A la mañana paso
Cerca de un sitio rodeado de muros
Altos, grises, tristes, sucios
De carteles, de vote lista azul.


Un día miro adentro
Es una villa miseria.

Gente
Más gente.
Vestida de tela barata
Desnuda de felicidad.

Una chica me ofrece limones
"Cien la docena, cómpreme".
Tiene trece años, más o menos
Mi edad.

Un almacén ruinoso,
Con ratas, con suciedad,
Con microbios funestos.

Es un sitio rodeado de muros
Sucios de crímenes humanos
Que son sólo los nuestros.


Franca Jarach,

Argentina


(Franca Jarach nació en 1957, secuestrada el 25 de junio de 1976 y desaparecida desde entonces. Poema y noticia proporcionados por Voz Entrerriana).


domingo, 23 de marzo de 2008

PROHIBIDO FIJAR CARTELES, Jorge Adoum



Despiertas casi cadáver cuando el reloj lo ordena,
El día no te espera, hay tanto capataz que mide
El milímetro del centavo que se atrasa por ti,
Bebes el café que te quedó de ayer y sales
Consuetudinario PROHIBIDO VOLTEAR A LA IZQUIERDA
Y casi PROHIBIDO PISAR EL CÉSPED pisas el césped
Porque ibas a caerte, luego avanzas, ciudadano
Y durable, PROHIBIDO CRUZAR sin saber para qué lado ir ni para qué
PROHIBIDO ESTACIONARSE porque no puedes
Parar la maquinaria infatigable con tu dedo
Sólo porque te entró una astilla en el alma,
OBEDEZCA AL POLICÍA así es más fácil, saluda,
Di que sí, que bueno PROHIBIDO HABLAR CON EL CONDUCTOR
Y quitándote dócilmente el sombrero estupefacto
PÓNGASE EN LA COLA anuncia tu hereje necesidad
De trabajar en lo que fuese NO HAY VACANTES,
Tal vez el año próximo por la tarde, pero no te dejan
Dejar para mañana y volverás cuando te llamen
PROHIBIDO USAR EL ASCENSOR PARA BAJAR con tus piernas, para eso
Las tienes gratis desde el último accidente
NO SE ACEPTAN RECLAMOS para que vayas a la guerra
En guerra con tu himno nacional SONRÍA, tu banderita,
La patria a la que le debes tanto, como todos,
Pero ten cuidado, imbécil: por ir pensando en tu metafísica
Descosida ibas a entrar en el parque público
PROHIBIDA LA ENTRADA, zona estratégica, tú, negro
Humano, perro cívico, civil, SILENCIO, y tú sabes
Que no debes PROHIBIDO PORTAR ARMAS, eso también
Se sabe y tampoco los proyectos de amor, los aromas
Futuros, no suena todavía la sirena de las seis
PROHIBIDAS LAS HUELGAS que es cuando puedes pensar
LEA SELECCIONES TOME COCA COLA PROHIBIDO ESCUPIR
Hombre libre de este país libre del mundo libre,
Y acatas las yuntas formidables de los diarios
Y agradeces: otros piensan por ti y les cuesta
Para que sigas libre, no te llames PROHIBIDO
USAR EL TELÉFONO sólo para tener quién pregunte
Por ti PROHIBIDAS LAS VISITAS EN LAS HABITACIONES
Vaya a creer que estás enfermo. PROHIBIDO FORMAR GRUPOS,
Porque tú, individuo, aislado, alicaído, con el vientre
Pegado al paladar que te sabe a medalla, eres inofensivo;
Mejor apágate la luz, deja para algún día los rencores,
Ponte en toque de queda, métete en ti, prolóngate
Durmiendo para que vuelvas a amanecer, heroico
De puro testarudo, a leer las nuevas instrucciones
Para hoy como un estado de sitio: prohibido tener
Libros de Marx y otros libros prohibidos llevar los cabellos
Como te dé la gana, prohibido ir a China, prohibido
Besarse en los parques, prohibido tener fotografías
Del Che, nombrar al Che, leer al Che y otros autores,
Prohibidas las faldas cortas, las películas suecas,
Las canciones de Bob Dylan, los dibujos de Siné,
Prohibido hablar mal del gobierno, prohibida
La información sobre los grupos subversivos, prohibidas
Todas las manifestaciones, queda prohibida la lucha
De clases ha dicho el Presidente, y sigues, aguantón
Y cobarde, sólo porque el instinto, él también,
Quién lo creyera, te colgó su letrero: SE PROHIBE MORIR.

Jorge Adoum,
Ecuador


sábado, 22 de marzo de 2008

FLOTANDO EN EL VIENTO, Bob Dylan



¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre
Antes de que le consideréis un hombre?
Sí, ¿cuántos mares debe surcar una paloma blanca
Antes de que ella duerma sobre la arena?
Sí, ¿cuántas veces deben las balas del cañón volar
Antes de que sean prohibidas para siempre?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
La respuesta está flotando en el viento.

¿Cuántas veces debe un hombre alzar la vista
Antes de que pueda ver el cielo?
Si, ¿cuántas orejas debe tener un hombre
Antes de que pueda oír gritar a la gente?
Sí, ¿cuántas muertes serán necesarias hasta que él comprenda
Que ya ha muerto demasiada gente?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
La respuesta está flotando en el viento.

¿Cuántos años puede una montaña existir
Antes de que sea arrastrada al mar?
Si, ¿y cuántos años pueden algunas personas existir
Antes de que se les permita ser libres?
Sí, ¿y cuantas veces puede un hombre volver su cabeza,
Fingiendo simplemente que no ve?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
La respuesta está flotando en el viento.

Bob Dylan,
EE. UU.

(Texto proporcionado por mi güey Adolfo Venegas Jara).

viernes, 21 de marzo de 2008

LO INEFABLE, Delmira Agustini



Yo muero extrañamente... No me mata la Vida,

No me mata la Muerte, no me mata el Amor;
Muero de un pensamiento mudo como una herida...
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor

De un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida,
Devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida,
Que os abrazaba enteros y no daba fulgor?

¡Cumbre de los martirios!... ¡Llevar eternamente,
Desgarradora y árida, la trágica simiente
Clavada en las entrañas como un diente feroz!...

Para arrancarla un día en una flor que abriera
Milagrosa, inviolable... ¡Ah, más grande no fuera
Tener entre las manos la cabeza de Dios!

Delmira Agustini,
Uruguay

jueves, 20 de marzo de 2008

POEMA 5 DE "XENIA" II, Eugenio Montale


Del brazo tuyo he bajado por lo menos un millón de escaleras,
Y ahora que no estás cada escalón es un vacío.
También así de breve fue nuestro largo viaje.
El mío aún continúa, más ya no necesito
Los trasbordos, los asientos reservados,
Las trampas, los oprobios de quien cree
Que lo que vemos es la realidad.
He bajado millones de escaleras dándote el brazo
Y no porque cuatro ojos puedan ver más que dos.
Contigo las bajé porque sabía que de ambos
Las únicas pupilas verdaderas, aunque muy empañadas,
Eran las tuyas.

Eugenio Montale,
Italia

Texto proporcionado por "La Maga": Rosina Valcárcel



miércoles, 19 de marzo de 2008

CUANDO ENTRE HIERROS ME PUSIERON, Pompeyo del Valle



Cuando entre hierros me pusieron
Los carceleros de mi patria
Para que no cantara tu hermosura,
Oh, virgen combatiente,
Sonora estrella, luminosa
Palabra de los libres,
Yo soñaba contigo;
Yo besaba uno a uno
Tus pétalos dispersos
De rosa elemental;
yo despertaba
A cada amanecer con la memoria
De tu luz en el alma.

Yo soñaba contigo
Recordando
Muchos nombres queridos
De seres y comarcas.

De noche, en el silencio de mi celda,
Cuando sólo se oían
Los pasos del guardián
Como golpes de cuero
Rebotando en los muros,
Confiaba en tus banderas
Y todo en mi interior resplandecía.

Porque no hay fuerza en el mundo
Capaz de detenerte,
Ni piedra ni puñal que te aniquilen;
Porque tu mano, ¡oh, virgen!
Dadora de esperanza,
¡Capitana!
Fertiliza los campos y alimenta
El fuego matinal cuyo mensaje
Atravesó las rejas de mi celda
Cuando entre hierros me pusieron
Los carceleros de mi patria.

Pompeyo del Valle,
Honduras

martes, 18 de marzo de 2008

DOS SONETOS, Alcides Spelucín



I: "La hora de la desolación"


La cortina del cuarto tiene frío y tirita.
El viento entra con pasos capciosos de ladrón.
La luna es una concha llena de agua bendita,
Y mi alma ya no sabe de la santiguación.

Es tarde. Aún no duermo. ¡Hay algo que me incita
A no dormir en esta paterna habitación!
¡Yo no sé! Esta noche, en mí se han dado cita
Tantos viejos recuerdos, ¡que ya no hay extensión!

¡Y en esta alcoba muda que huele a cirio y rosa,
Hay aleteos de alma! Y una voz temblorosa,
-¡Quizá el silencio mismo!- arrastra una oración.

¡La vida que sonríe, al umbral se detiene!
¡Y hasta el oro fragante de la mañana tiene
Color de labios muertos en esta habitación!

II: "La hora penúltima"

Serás, en esa tarde, como una puerta abierta,
Y a niños y a mancebos prometerás la entrada;
Pero huirán, como huyen de la vetusta rada
Los tiernos bergantines de arboladura experta.

Será un distante anhelo de lumbre tu mirada,
Y tus ojos opacas lagunas de agua muerta.
¡Tendrás la enjuta mueca de una casa desierta,
Y el viento del olvido te dirá su balada!

Será la hora maga en que los aposentos
Se embadurnan de sombra; en que pasan los vientos
Como esas largas colas de las abuelas muertas...

¡Todo tendrá un semblante presagioso de espera,
Y se oirá, por último, la palabra agorera
De ese algo sombrío que hay detrás de las puertas!

Alcides Spelucín,
Perú