Qué vergüenza me da
-Para decirlo con tu voz-
Mi muerte.
Mi muerte que es mi vida,
A su manera,
Sin tu silencio de metal
Y nieve.
Que vergüenza me da
Iluminar la casa,
Mirarme en los espejos,
O colocar la impura rosa de mis cabellos
En la almohada en tu casa,
Tu soledad
Y tu sueño.
Qué ejemplo el de tu vida
Sin ¨sí, señor¨,
Sin ¨sírvete¨ .
Sin ¨ruégole¨.
Que tristeza me dan
Marroneros
Que tú adorabas, aquí en París,
Al que volvías siempre,
Golondrina de sangre sin alero.
Hoy he visto a Georgette
En esta tarde
Que me ha angustiado tu recuerdo.
Hoy te he vuelto a leer
Y que vergüenza tengo
De los fingidos astros
De mi cielo,
De mi pasaje de ida y vuelta,
Y de mi soledad con falsos ecos.
Todo me hiere el corazón: la noche,
El adiós a Georgette,
Aquellos niños que vi en la rue Picot,
Mis pasos por el puente,
Que es casi caminar por tu silencio.
Enrique Peña Barrenechea,
Perú
(Texto tomado de: Poemas peruanos a Vallejo, prologo, selección y notas de Livio Gomez.
Universidad Nacional de Tacna 1978).
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