Hoy el periódico traía sangre igual que de costumbre
Venía chorreando como la tráquea de un ternero sacrificado
He visto chotos cabras vacas durante su degüello
Bajo el agujero del cuello una orza se va llenando de sangre
Los animales se contraen en sacudidas cada vez más nimias
De pronto ya no respiran por la nariz ni por la boca
Sino por la abertura que la navaja hizo en la tráquea
En la cual aparecen burbujas a cada nueva respiración
A menudo parece que están completamente muertos
Y no obstante se agitan una o dos veces suavemente
Ahora sus ojos ya no miran tienen como una niebla
Un colorcillo de color indeterminado que recuerda al ceniza
Entonces el carnicero se incorpora con las manos manchadas
Y procede a desollar y trocear al animal cadáver
Para después pesarlo venderlo en porciones hacer su negocio
Hoy el periódico traía sangre lo mismo que otros días
Acaso unos cuantos estertores más que de hábito
Pero cómo saberlo hay países que no especifican
Por ejemplo el departamento de estado no da las cifras de sus bajas
Únicamente les agrega apellidos
Bajas insignificantes bajas ligeras bajas moderadas
Hoy el periódico traía sangre en volumen considerable
Y mientras leo pacientemente civilizadamente el intento
De justificación de esos destrozos escrito de sutil manera
Recuerdo vacas cabras chotos la gran orza en el suelo
Y recuerdo imagino pienso que unos cuantos carniceros
Continúan desollado troceando pesando en sus básculas
Haciendo su negocio mediante esos pobres animales sacrificados.
Félix Grande,
Mérida (Badajoz)
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