Su profesión se sabe es muy antigua
Y ha perdurado hasta ahora sin variar
A través de los siglos y civilizaciones.
No conocen vergüenza ni reposo
Se emperran en su oficio a pesar de las críticas
Unas veces cantando
Otras sufriendo el odio y la persecución
Mas casi siempre bajo tolerancia.
Platón no les dio sitio en su República.
Creen en el amor
A pesar de sus muchas corrupciones y vicios
Suelen mitificar bastante la niñez
Y poseen medallones o retratos
Que miran en silencio cuando se ponen tristes.
Ah curiosas personas que en ocasiones yacen
En lechos lujosísimos y enormes
Pero que no desdeñan revolcarse
En los sucios jergones de la concupiscencia
Sólo por un capricho.
Le piden a la vida más de lo que ésta ofrece.
Difícilmente llegan a reunir dinero
La previsión no es su característica
Y se van marchitando poco a poco
De un modo algo ridículo
Si antes no les dan muerte por quién sabe qué cosas.
Así son pues los poetas
Las viejas prostitutas de la Historia.
José Agustín Goytisolo,
Barcelona
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