Que la belleza del hombre es más grande que el hombre
Ignoraban
Vivían para pensar pensaban para callarse
Vivían para morir eran inútiles
Recobraban su inocencia con la muerte
Habían puesto en orden
Con el nombre de riqueza
Su bien amada miseria
Masticaban flores y sonrisas
Sólo encontraban corazones donde apuntaban sus fusiles
No entendían las injurias de los pobres
De los pobres sin penas mañana
Sueños sin sol los hacían eternos
Pero para cambiar el barro en nube
Bajaban ya no enfrentaban el cielo
Toda su noche su muerte su bella sombra miseria
Miseria para los demás
Olvidaremos estos indiferentes enemigos
Pronto una multitud
Repetirá la llama en voz muy baja
Para nosotros dos para nosotros solos
Paciencia clara llama en todos los lugares
Para nosotros dos el beso de los vivos
Paul Eluard,
Francia
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