Nuestra Tierra en 1969
Ya no es el planeta que considero mío,
Me refiero a ese mundo que me da fuerza
Para mantener el caos lejos de mí.
Mis paisajes y climas paradisíacos
Son invenciones de la era eduardiana
Cuando los baños requerían mucho sitio
Y antes de comer se bendecía la mesa.
El automóvil, los aeroplanos
Son cacharros útiles pero profanos:
La ingeniería con que yo sueño
Funciona con agua o con vapor.
La razón me pide que apruebe
La bombilla, pero sigue sin gustarme:
Me provoca más admiración
Un quemador en el descansillo.
Ya derroté a mis fantasmas familiares,
Sin embargo nunca cuestioné sus valores:
Su ética protestante del trabajo
Me parecía práctica y piadosa.
Cuando las parejas cantaban duetos,
Era inmoral tener deudas:
Hasta que me muera seguiré
Pagando lo que compro al contado.
El misal que conocíamos
Era el de 1662: Aunque no están mal los sermones de moda,
Las reformas de la liturgia son horribles.
Por supuesto, el sexo, como siempre,
Era el más tentador de los misterios,
Pero los quioscos todavía no vendían
Toda esa pornografía maniquea.
El Habla era cortés, era un Arte,
Como no eructar o no tirarse pedos:
No consigo decidir qué es peor,
La Antinovela o el Verso Libre.
Tampoco estoy a gusto con los académicos
Que investigan símbolos y mitos:
Me considero un hombre de letras
Que intenta escribir para sus mayores.
¿Acaso es la permisividad
Un éxito de la educación?
Eran más sanas aquellas aulas donde nos sentaban
Y nos forzaban a estudiar latín y griego.
Y si hay una Brecha Generacional
(Aunque sospecho que la palabra apesta),
¿A quién hay que culpar? A los viejos o los jóvenes
Que no quieren aprender su Lengua Materna.
Pero al menos, el Amor no es un estado
Que se halle en vogue o anticuado,
Y tengo amigos de verdad, lo admito,
Con quien sentarme a comer aquí y ahora.
¿Alienado, yo? ¡Huevadas!
Sólo soy
Un ciudadano leal que debe pelearse
Para conseguir aquello que me parece
Más familiar con lo que es Real.
W.H. Auden,
Inglaterra.
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